Bueno pues lo prometido es deuda. Tras el largo parón de correr y escribir, con el firme propósito de retornar al mundillo runner-bloggero, el pasado domingo acudía a Getafe por vez primera a disputar su media maratón. Para no faltar a mi palabra, aquí van unas líneas contando lo acontecido por aquellos lares (decir que me he propuesto también intentar aligerar los tochazos de crónicas en este 2018)
Tenía yo ganas de correr en Getafe. Al celebrarse el último finde de Enero, siempre coincide con la Carrera Restaurada de la Joya, a la que he tratado de asistir siempre que mi estado de forma me permitía exprimirme como Dios manda en el exigente trazado Requenense.
Ya el año pasado, cuando presentaba un nivel de forma digamos "discreto", decidimos cambiar la carrera del pueblo por el Maratón de Marrakech.
Este año, como he ido a peor y ni de lejos estoy para un maratón (si no me hubiese ido a Murcia), decidimos quedarnos en los Madriles y desgastar zapas por última vez en mis 35 años por Getafe.